Feeds:
Entradas
Comentarios

Welcome Mr. Huston

La regla del juego de mi cueva es precisamente que no hay reglas. Los habituales saben que no precisan de una invitación para pasarse por aquí. Se recomienda avisar porque la llave es mía y va conmigo a todas partes. Ellos lo saben y obran en consecuencia, así se evitan paseos inútiles que para eso están los móviles. Por lo demás rigen las normas de convivencia habituales. No se crean que todo es sencillo, pues siempre hay quien se toma una copichuela de más y algunos se ponen quisquillosos. Hablando de copas, de quisquillas y de ganas de pasarlo bien, mira quien tenemos aquí, Mister John Huston. ¡Welcome Mr. Huston!

Ahí lo he dejado hablando con Bogart y Edward G.Robinson. ¿Cayo Largo como tema de conversación? Puede ser. Es un excelente trabajo del norteamericano (aunque acabó naturalizándose irlandés). Lo mismo que La noche de la iguana. ¡Que peliculón!. Sin embargo, Huston, también tiene sus fiascos, y alguna disputa que otra hemos tenido al respecto por ejemplo de Casino Royale, aquella desmitificación fallida, para mi gusto, de las pelis de espías tipo Bond.

Reconociendo que Huston es de los grandes y que tiene muchos trabajos altamente recomendables, hoy quiero recomendarles uno especialmente. Probablemente no sea su mejor película pero seguro que les gusta: LA JUNGLA DE ASFALTO.

Como saben que me gusta más dar pistas que explicarles la trama, les dejo algo que escribí sobre ella en 24 de Septiembre de 2007:

«donde Huston nos regala una de las mejores muestras de personajes y caracteres de la historia del cine, que comprende policías corruptos, dueños de garitos un tanto «blandos», detectives sin escrúpulos, abogados arruinados y fantasmones, y atracadores enseñando fotos de bebés ó soñando con vivir tranquilamente en la antigua granja familiar.»

O esto otro:

«John Huston fue un innovador en este sentido. Hasta entonces las películas de atracadores ó gansters mostraban a tipos duros y sin sentimientos, con una especie de Parkinson avanzado en el dedo indice que les hacía apretar el gatillo con más frecuencia de lo deseable. Vamos, los malos eran rematadamente malos. Odiosos. Tanto que, cuando se «cargaban» a uno la sala aplaudía, todos a una Fuenteovejuna. Pero Huston supone un punto de inflexión, y consigue con su dibujo de personalidades y sentimientos, que nos solidaricemos con ellos, con «her doctor», con el pistolero que sueña caballos y granjas, con el destripa-cerraduras con sueño y falta de descanso por las fiebres de su bebé y con el pobre jorobado, dueño del bar, amante de los gatos y chofer en sus ratos «libres». Y nos solidarizamos tanto que deseamos fervientemente que las cosas salgan bien, que se lleven «la pasta». ¿Seremos cómplices por pensar así?. «

»

 

Vengo de apuntar en la pizarra de la cocina “Comprar ceniceros en los chinos” y es que muchos de los habituales de la cueva se aferran a esa vieja costumbre y al pitillo como elemento de seducción. Por cierto deberé anotar también la compra de algunos ambientadores anti-tabaco, que lo de dejar abierta la ventana del baño resulta a todas luces insuficiente. Y es que se lo tengo dicho a Bogart y hasta a la mismísima Garbo, que se contengan un poco o los de Sanidad me van a precintar la cueva. Pero no me escuchan. Hump solo tiene oídos para Lauren y “divina” desde que sopló la cerilla de John Gilbert en “The Flesh and the devil” pues, como que le ha encontrado el gusto a la cosa. Ahí viene Orson Welles (encendiendo un habano), le saludo y ahora les cuento…

La película mítica de Orson Welles es Ciudadano Kane, la cual está considerada como una de las grandes películas de la historia del cinematógrafo, incluso para muchos la número uno. A mi me cuesta decidir si es la uno, la dos o la octava. Nunca he tenido claro las diferencias entre la uno y la dos o la tres. Con la veinticinco o la treinta seguro que encontramos algo distinto mejor y peor. Pero entre la flor y nata del cine, las diferencias, de existir, están en nuestros gustos y sensibilidades mas que en aspectos técnicos o artísticos.

Sin embargo mi recomendación de hoy no será para Ciudadano Kane a la que quiero darle  un   último repaso antes de ponerla en este escaparate, sino para otra maravilla del cine a la que dejo sean ustedes quienes pongan el número en el dorsal: Sed de Mal. Para mi, el mejor inicio de una película de la historia del cine.

De mi crítica publicada en Filmaffinity extraigo: » ¿La mejor realización de Orson Welles? Es difícil decirlo. Pero, sin duda, una de las mejores, a la par que una de las mejores movies de la historia, con sus luces, sus sombras, sus claroscuros, su barroquismo. ¿Los Robles ó Gotham ? ¿Tio Joe Grandi ó Joker? , con suigeneris Quinlan… Volvamos a la civilización. Despertemos. La vida es pesadilla. El cine es Welles.» La corrupción está servida

 

Hombre, Don Alfredo, encantadísimo de tenerle de nuevo por esta su cueva. Se le echa de menos, amigo. Y es que hasta Los Pájaros no son lo mismo sin usted y en los talones no hay ni muerte ni nada de nada, lo cual es una pena.  Pero gracias a Dios, la cosa es solo temporal que tiene usted otros menesteres y Psicosis varias que atender, tiempo que aprovecho para ver y volver a ver Con la muerte en los talones mi film de cabecera desde que tengo uso de razón cinematográfica. Por cierto, voy a recomendarla encarecidamente a estos señores. Buena gente, don Alfredo. Con su permiso.

No me gusta contar las películas. Creo que es un ejercicio de insolidaridad cinéfila. Por ello siempre me retuerzo un poco, a veces demasiado, para decir sin decir, para dejar impresiones más que verdades absolutas. Soy como una cámara fotográfica que muestro la realidad sobreimpresionada. No la realidad misma.

Con la muerte en los talones es una película «sorpresa».  Es sorprendente como una simple llamada telefónica durante el tentempié del mediodía  cambia la vida de un ejecutivo, al ser confundido con un tal Kaplan. Los espectadores que la vean por primera vez se pasarán media película descolocados. No se alarmen, eso es como las paperas. Todos las hemos pasado.

El otro día leí un comentario. «¡Que envidia, volverla a ver por primera vez!» Pues eso. Y es que han pasado 50 años y ahí la tienen como si tal cosa.

Les dejo algunos carteles. (Y me voy con Don Alfredo que tiene ganas de «conversa»)

Me suelo encontrar bastante a gusto en lo que llamo la cueva de mis clásicos. Hay una serie de directores que campan por allí como Pedro por su casa.  Me siento bien junto a ellos observando sus costumbres, sus tics y hasta sus toques. Ellos saben que no los abandono.

No tienen día fijo ni cita previa, pero me visitan asiduamente:

Alfred Hitchcock

John Ford

Ernst Lubitsch

Frank Capra

Frank Borzage

Jean Pierre Melville

Jacques Tourneur

Fritz Lang

Otto Preminger

Joseph von Sternberg

La lista no es cerrada sino todo lo contrario, abierta, muy abierta. Ya lo iran viendo. Eso si, les anticipo que no me atrevo a ponerlos por orden de nada. No son comparables mas que con ellos mismos.

 

Tanto gusto…

No. No se confundan. No soy ninguna productora cinematográfica. Tampoco tengo acciones ni intereses económicos en esto del cine. Lo único que tengo son muchísimas ganas de seguir viendo cine y de recomendar a quienes tengan la paciencia de leerme y seguir mis comentarios,  aquellas películas imprescindibles.

Se puede vivir sin el cine. Es cierto. Pero a aquellos que nos gusta el cine, además de entretenimiento, acabamos aprendiendo.